El tratamiento de emergencia y la gestión del período posagudo de los pacientes de accidente cerebrovascular es una tarea compleja que típicamente solo pueden gestionar los que llamamos “hospitales preparados para tratar accidentes cerebrovasculares”.

Estos hospitales tienen equipamiento y protocolos especializados establecidos y vías muy bien estudiadas para asegurar que los pacientes de accidente cerebrovascular reciban tratamiento de la manera más rápida y segura posible. 

Una encuesta en un país europeo mostró que 134 hospitales estaban admitiendo pacientes de accidente cerebrovascular en un año particular, pero que solo 34 de estos hospitales proporcionaba a los pacientes los tratamientos recomendados según las pautas. Un paciente que terminaba en uno de los 100 hospitales que admitía este tipo de pacientes pero que no los trataba adecuadamente tendría mucha menor probabilidad de sobrevivir al accidente cerebrovascular con su vida intacta.

Así como nadie llevaría a una mujer embarazada que entró en trabajo de parto a un hospital especializado en oftalmología para que dé a luz a su bebé, los pacientes de accidente cerebrovascular tampoco deben ser admitidos en hospitales que no pueden tratarlos. No podemos esperar que el público sepa qué hospitales están preparados para tratar accidentes cerebrovasculares y cuáles no, esto no es viable. Por eso estamos capacitando al personal de ambulancia para que lo sepa.

Por lo tanto, lo mejor que se puede hacer cuando un accidente cerebrovascular ataca es no manejar al hospital más cercano ni llamar a un amigo, sino llamar a una ambulancia inmediatamente. Ellos sabrán qué hospital puede ofrecerle al paciente la mejor posibilidad de recibir el tratamiento adecuado de manera rápida.